Un stand en una feria infantil debe funcionar como un parque de juegos bien diseñado: captar la atención desde lejos y al mismo tiempo generar confianza en los padres. En un sector donde abundan los colores y nunca faltan las atracciones, es fácil pasar desapercibido. Para diseñar un stand efectivo, hay que dejar a un lado los esquemas aburridos y apostar por ideas que despierten la imaginación desde el primer vistazo. ¿Suena divertido? Claro. ¿Suena desafiante? Mucho más.
Diseñar un stand para el sector infantil requiere equilibrar las expectativas de dos públicos distintos. Por un lado, debe atraer a los niños con colores, formas y energía. Por otro lado, debe responder a las necesidades de los adultos, que son quienes toman las decisiones de compra.
Son los padres quienes eligen a qué stand acercarse. Por eso, el espacio debe fascinar a los más pequeños, pero también resultar claro, seguro y funcional para los adultos.
Incluso si los padres asisten sin sus hijos, lo ven todo a través de sus ojos. Buscan lo que podría gustarles: colores, juguetes, soluciones concretas. Pero también valoran la funcionalidad, la seguridad y la forma en que la marca les habla: de forma clara y honesta.
El stand debe comunicar en dos niveles. Tiene que ser acogedor sin ser caótico. Lleno de vida, pero organizado. La estética cuidada y el equilibrio visual son tus mejores aliados. ¿Parece complicado? Tranquilo, tenemos algunos trucos probados que te facilitarán la tarea.
El color es lo primero que capta la mirada. Y en el mundo infantil, no solo está permitido jugar con él, sino que es recomendable. Sin embargo, un exceso de colores y patrones puede generar confusión. Una paleta armónica y bien definida ayuda a evocar emociones sin saturar la vista.
Utiliza colores que transmitan alegría y energía, como el amarillo o el naranja, pero combínalos con criterio. Lo ideal es escoger unos pocos tonos dominantes y equilibrarlos con matices neutros. Una paleta pensada también permite diferenciar zonas de actividades y áreas de exposición de productos.
La forma del stand también tiene mucho peso. Unos pocos elementos con diseño – arcos, curvas, estructuras tridimensionales – pueden aportar ligereza y fomentar la interacción. Las formas simples organizadas con dinamismo funcionan mejor que una decoración dispersa y sin intención.
Un stand exitoso en una feria infantil es aquel que engancha desde el primer momento. Un espacio bien diseñado invita al juego, al movimiento y al descubrimiento. Así, los niños se quedan más tiempo en un mismo lugar y los padres pueden explorar la oferta... y respirar tranquilos.
Lo importante es que cada zona esté claramente señalizada y sea fácil de entender a simple vista. Así, los niños encontrarán algo que les guste de inmediato y los adultos podrán conversar con el equipo de la marca o revisar los productos sin prisas. Pero no olvides cuidar la seguridad: estructuras estables y bordes redondeados transforman el stand en un espacio cómodo y sin estrés.
En una feria infantil, la comunicación más efectiva es simple, clara y emocionalmente positiva. Los niños no miran folletos, y los adultos –que ya lidian con suficiente caos a diario– agradecen mensajes directos. Por eso, utiliza imágenes grandes, frases cortas y una distribución del espacio que deje claro qué ofrece el stand.
Las photocalls textiles y cajas de luz funcionan muy bien en este tipo de comunicación. Sus superficies amplias y llamativas permiten construir una narrativa visual coherente y atractiva. Unas cuantas imágenes bien seleccionadas, iconos comprensibles y un eslogan potente suelen decir más que textos largos.
También conviene crear un punto pensado para conversar. Un mostrador publicitario junto al stand no solo ordena el espacio, sino que invita naturalmente a detenerse, hacer preguntas y conocer mejor la marca.
Un buen regalo no termina su función al cerrar la feria. Acompaña al visitante más allá: en su mochila, en su escritorio, en su día a día. Es una forma sencilla pero efectiva de prolongar el contacto con la marca y revivir la experiencia del stand.
Los niños se sentirán felices con detalles que puedan disfrutar al instante: pegatinas, kits de arte, libros para colorear. Los adultos, en cambio, valoran la utilidad: botellas reutilizables, blocs de notas, bolsas para guardar el resto del material de la feria. Cada obsequio debe ser coherente con la marca, reforzar su mensaje y estar alineado con lo que se presentó en el stand.
Los buenos regalos cierran la historia que comenzó en el evento. Y lo hacen de manera que el visitante quiera seguirla por su cuenta.
Diseñar un stand que destaque y deje una impresión positiva exige pensar en niños y adultos por igual. La elección acertada de colores, formas originales, zonas de actividad bien planificadas y una comunicación clara son claves para destacar y crear una conexión duradera con los visitantes. Incluso los elementos más sencillos – como un mostrador bien ubicado o un obsequio bien elegido – pueden alargar el vínculo con la marca y reforzar las emociones positivas.
Te ayudamos a diseñar un espacio que encantará a los más pequeños y a sus acompañantes.