Al encargar una estructura publicitaria, probablemente te encuentres con dos términos: impresión por sublimación e impresión con tinta solvente. Para quienes no pertenecen al sector, puede sonar a jerga técnica, pero las diferencias entre estos métodos realmente importan: influyen en la apariencia del gráfico, su durabilidad y el tipo de material sobre el que se puede imprimir.
Antes de entrar en comparaciones, empecemos por lo básico: ¿Qué significan exactamente estos nombres?
La sublimación es una de las técnicas más comunes para imprimir gráficos sobre tejidos, especialmente en estructuras publicitarias hechas de poliéster. El proceso es el siguiente:
Primero, el gráfico se imprime en un papel de transferencia especial.
Luego, mediante una máquina llamada calandra, el papel y el tejido se calientan a temperaturas muy altas (superiores a 200 °C).
El calor convierte la tinta en gas, que penetra en la estructura de la tela.
El resultado es un gráfico que no se queda en la superficie, sino que se integra con las fibras del tejido. Por eso no se agrieta, ni se desprende, y mantiene un aspecto fresco incluso tras muchos usos.
¿El efecto final? Una estructura ligera, con acabado mate y colores intensos y naturales. Además, el material se puede lavar (a 30 °C), y el gráfico sigue viéndose bien. Esto es una gran ventaja, especialmente si usas tu stand en muchos eventos distintos.
Si trabajas con una estructura textil – por ejemplo, de poliéster+ o tejido elástico – es muy probable que esté impresa con esta técnica.
La sublimación es ideal si buscas:
un acabado mate sin reflejos,
colores vivos y duraderos,
posibilidad de lavado y reutilización,
transporte fácil y económico,
una forma ligera y estética sin elementos rígidos.
La sublimación combina durabilidad, estética y flexibilidad, por eso es tan popular en la producción de photocalls personalizados que deben lucir bien no solo el primer día, sino también en el décimo evento.
La impresión con tinta solvente es una técnica comúnmente usada para gráficos en superficies rígidas, como paneles de PVC, vinilos o papel. En este método, el gráfico se imprime usando tintas especiales que se adhieren fuertemente al material, creando una capa duradera.
Este tipo de impresión es muy resistente: no se borra con el agua, no se decolora con el sol y resiste bien los arañazos. Por eso se utiliza a menudo cuando la estructura debe usarse en exteriores, en condiciones más exigentes o durante largos periodos.
A diferencia de la sublimación, el gráfico aquí forma una fina capa sobre la superficie. Esto permite conseguir colores intensos y un ligero brillo que llama la atención, especialmente en ferias y puntos de venta.
La impresión solvente es una buena opción si:
trabajas con una estructura rígida (por ejemplo, panel de PVC),
deseas brillo, colores fuertes y alta resolución,
necesitas una gráfica duradera,
buscas una opción económica,
el evento se celebra al aire libre o en condiciones difíciles.
Sin embargo, también tiene sus limitaciones. Las estructuras impresas en paneles de PVC enrollables son más difíciles de transportar – no se pueden plegar y guardar en una bolsa. Requieren embalajes separados, ocupan más espacio y necesitan más cuidado. Además, las tintas solventes – incluso las modernas tipo eco-solvente – pueden tener un olor perceptible al desempacar el sistema. Con la sublimación, este problema no existe: el gráfico es inodoro.
En términos de impacto ambiental, la sublimación sale ganando – y ese es uno de los principales motivos por los que la usamos en la gran mayoría de nuestras producciones. Emplea tintas al agua, sin químicos agresivos, lo que la hace más segura para las personas y menos dañina para el planeta.
Además, los tejidos sobre los que imprimimos suelen estar fabricados con poliéster reciclado, un paso hacia una producción más sostenible.
La impresión solvente, aunque sigue siendo duradera y resistente, utiliza tintas a base de disolventes. En nuestra empresa, solo usamos tintas eco-solvent, que son más seguras que las versiones antiguas y ya no requieren condiciones especiales de trabajo. Sin embargo, su huella ambiental sigue siendo mayor que la de la sublimación, por lo que hoy en día la usamos solo cuando es realmente necesario, por ejemplo en ciertos soportes rígidos.
Gracias a esta elección, podemos ofrecerte materiales duraderos y, al mismo tiempo, reducir el uso del solvente en favor de soluciones más ecológicas. Es una decisión consciente que contribuye a una comunicación visual más responsable.
Durante mucho tiempo, la sublimación y el solvente iban a la par, pero hoy en día es la sublimación la que marca el ritmo en el mundo de la impresión para sistemas publicitarios. Y no es de extrañar: es resistente, tiene buen aspecto y además es menos agresiva con el entorno. Es, simplemente, una tecnología más moderna y adaptada a las necesidades actuales del mercado: ligereza, movilidad y producción sostenible.
La impresión solvente (incluso la eco) la usamos ya solo en casos puntuales – sobre todo cuando trabajamos con materiales duros difíciles de imprimir de otra forma.