Del roll-up a la caja de luz – ¿qué necesita tu marca?


El mundo offline ofrece a las marcas una oportunidad única para captar la atención. Pero para conseguirlo, primero hay que orientarse entre los distintos sistemas de exposición. Roll-ups, photocalls, mostradores, cajas de luz: las opciones son muchas y cada una responde a necesidades diferentes. Por eso conviene verlas como piezas de un mismo conjunto y no como elementos aislados. Solo así crearás una experiencia coherente que hará que nadie pase de largo frente a tu marca.
Roll-up – ¿el primer paso en offline?
El roll-up es un sistema sencillo compuesto por un casete con mecanismo retráctil y una impresión en lona o tejido. Basta con desplegar la gráfica y fijarla al mástil para conseguir en segundos un mensaje claro. Al terminar el evento, todo se guarda en el cassette de aluminio y cabe en una bolsa de transporte.
El roll-up suele ser la primera elección de muchas marcas. Aunque se le reconoce por su simplicidad y movilidad, su popularidad se debe sobre todo a la costumbre. Si no sueles participar en ferias y tu estrategia de promoción se centra más en lo digital, probablemente no conozcas muchos otros sistemas expositivos, al menos no por su nombre. De ahí que el roll-up sea la opción más intuitiva. Pero el marketing offline actual va un paso más allá.
Photocalls – el estándar actual de la exposición
Aquí es donde entran en escena los photocalls. Se han convertido en la herramienta esencial del marketing offline. Tienen lo que al roll-up le falta – y más de una ventaja adicional.
En primer lugar, el formato. El roll-up ofrece una franja estrecha de gráfica. Un photocall elimina esas limitaciones. ¿Dos metros de alto y siete de ancho? Perfecto. Es el soporte que permite contar toda la historia de la marca: la visión, el producto, el eslogan y la atmósfera que quieres transmitir.
En segundo lugar, la comodidad. Una vez plegado, el photocall cabe en una bolsa blanda y se transporta sin dificultad. Su estructura de aluminio es ligera y las impresiones por sublimación no se arrugan durante el traslado.
Además, las gráficas son intercambiables. Puedes usar la misma estructura durante años, invirtiendo solo en nuevas impresiones adaptadas a cada campaña o temporada.



El photocall no es una solución puntual, sino una base reutilizable para todos tus eventos.
Mostradores publicitarios – aquí empieza la conversación
El mostrador publicitario se convierte rápidamente en el anfitrión del stand. Es el lugar donde se produce el primer contacto con el visitante. La persona que lo atiende representa a la marca y dispone de un apoyo físico en forma de superficie de trabajo y espacio para materiales. Todo está al alcance y la presentación resulta profesional.
En eventos, los mostradores funcionan como punto central de un stand pequeño. Aportan estructura y crean un lugar de encuentro. Incluso en espacios reducidos, un mostrador organiza el entorno y le da un aire de puesto profesional. Envía un mensaje claro: aquí puedes acercarte, conversar y obtener más información.

Cajas de luz – la iluminación que detiene las miradas
Si algo puede detener a un visitante, es la luz. Las cajas de luz hacen que la marca brille en sentido literal y figurado. La retroiluminación resalta el mensaje, lo vuelve más atractivo y garantiza visibilidad incluso en un pabellón abarrotado.
Las cajas de luz no solo funcionan en ferias. También se utilizan en oficinas, recepciones, showrooms y tiendas. Pueden servir como elemento decorativo, pero también como iluminación ambiental que crea atmósfera. Así obtienes no solo un soporte publicitario, sino también una herramienta para enriquecer la experiencia del cliente.



Disponibles en múltiples formatos y tamaños, las cajas de luz son uno de los recursos más versátiles del marketing offline.
¿Cómo combinar los productos en un conjunto coherente?
Al unir distintos sistemas expositivos, construyes un escenario para tu marca. La clave es la coherencia: colores, gráficos y funciones deben complementarse para contar una misma historia.
Conviene pensar en los productos según el papel que desempeñan. El photocall crea el fondo y marca la atmósfera del stand. El mostrador es el punto de conversación y almacenamiento de material. La caja de luz es el acento que atrae las miradas. El roll-up, más sencillo, funciona como refuerzo en pasillos o espacios pequeños. Y el mobiliario promocional – como puff o tumbonas – añade un toque relajado que invita a quedarse más tiempo.
También es recomendable mantener el equilibrio entre elementos. Si todos tienen un tamaño similar, el stand se percibe plano y poco atractivo. Combinar un photocall alto con un mostrador más bajo o con una caja de luz genera un juego de alturas que guía la mirada de manera dinámica.
Otro aspecto fundamental es el flujo de personas. Tu stand, oficina o área de exposición debe permitir un movimiento fluido.
Un espacio bien planificado no solo impacta visualmente, sino que también asegura la comodidad de los visitantes. Cuando los elementos se complementan y la disposición facilita la interacción, la marca deja huella. Es entonces cuando los sistemas expositivos dejan de ser simples accesorios para convertirse en herramientas de creación de experiencias.
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